martes, 10 de abril de 2012

¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena ?


Recuerdo que alguien me dijo que ésta era una pregunta estúpida.
¿Y por qué pudiera considerarse poco pertinente esta cuestión si no es extraño que en nuestra vida cotidiana, en algún momento ha de ocurrirnos algo negativo y, casi instintivamente y al menos por un instante, nos preguntamos -pero por qué me pasó esto o aquello, qué hice mal-?

Y también está el cuestionamiento opuesto que probablemente alguna vez habeis pensado: ¿Y por qué a ese malandrín, corrupto, etc. no le pasa nada y se sale con la suya?

Es posible que la pregunta inicial esté mal o insuficientemente redactada, mas esto se puede tratar posteriormente.

He encontrado un libro homónimo al título de esta entrada, escrito por Iván Gutiérrez R.
En el libro relata su experiencia personal en la cual, tras haberse burlado de muchos, y haber parrandeado, le llegó como castigo una enfermedad. Aparentemente, también había contribuido un supuesto acto de brujería de una exnovia agraviada.
Probó prácticamente todo hasta que, por medio de la confesión y la oración paulatinamente se recuperó.

El autor condena las que él llama religiones light, religiones de mercadeo como por ejemplo las enseñanzas de Deepak Chopra, modas pasajeras como el ekeko, Regina 11, el noni, Walter Mercado, invocación de ángeles de la nueva era, bioenergética, yoga, chakras, mantras, metafísica, regresiones, masonería, gnosticismo, etc. 

Pero también recomienda reemplazar todo lo anterior por una búsqueda de dios, es decir, caer al misticismo católico tradicional.  A esto agrega algunas de sus concepciones provenientes de su propia experiencia y a las cuales hay que prestar mucha atención, pues son afirmaciones peligrosas.

A lo largo del libro se encuentran frases sueltas y de gran impacto inicial, por ejemplo:
"Cambiándolo de establo no cambia el burro"
"No hay nada más peligroso que un bruto con iniciativa"
"Somos una generación que pasó de tener miedo a los papás a tener miedo a los hijos"
"No hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros y los nuestros"
"Si quieres decepcionarte de alguien, convive con él"
"Si no tienes un amigo que te diga la verdad busca un enemigo que te haga el favor".

Pero también se encuentran afirmaciones como las siguientes:
-Los ateos son resentidos con la vida.
-Hay gente que se dice atea y que afirma no creer en jesús porque nunca lo ha visto. Lo curioso de esto es que la misma biblia justifica su actitud cuando nos dice que a dios jamás nadie lo ha visto.
-La felicidad nuestra o ajena se puede haber truncado desde la concepción:
"Como es de bruta y se deja embarazar...", "Usted no va  a servir para nada...".
-Condena el "Yo perdono pero no olvido".
-Aborda a alguien que está en un ancianato y le pregunta por su condición de soledad, el señor dice: "No sé, esa es la ingratitud de los hijos". Visita a sus hijos y uno de ellos responde (con ingratitud, escribe): "Dígale a mi papá que no se queje tanto de soledad y abandono porque en su juventud se comportó asi con nosotros"
-"Procura que tus palabras sean dulces y exquisitas por si algun día tienes que tragártelas".
-Este barco no lo hunde ni dios (hablando del titanic).

Y cuando se cree que el libro no puede empeorar:
-La procreación es uno de los fines del matrimonio. por engaños del demonio, cada vez más esposos quieren privarse de los hijos por la situación económica, daño a la figura de la mujer, no hay tiempo para criar. Así se someten a la trampa de la vasectomía y ligadura de trompas.

-Recordemos que dios creó el sexo no para el amor ni para el noviazgo sino para el matrimonio.

-El proyecto nacional de educación sexual implementado en la educación escolar entre los años 1990 a 1994 tan sólo llevó a los estudiantes a volverse unos expertos en el uso del condón y y de métodos anticonceptivos. Este proyecto fue creado e impuesto dizque para ayudar a las nuevas generaciones a superar los tabúes y el  moralismo infundido en los hogares y ofrece el uso de cartillas, material audiovisual y prácticas autoexploratorias
... acabó transformándose en una clase-taller de perversión sexual de menores.

-Se escandaliza ante: “...Cuando abrieron la puerta la encontraron frotando sus partes íntimas para excitarse mientras gritaba ‘chimbo!,chimbo!, chimbo!’...”
<Yo le diría: Con mucho gusto>.

-Signos, leyes, modas y acontecimientos que cambiaron la identidad del país y con ello llegó la descomposición de valores personales, familiares y sociales:
*Falsas propuestas de paz de los años 60: hipismo, haz el amor y no la guerra, prohibido prohibir y la mal llamada liberación femenina.
*Contrabando y el cambio del café al narcotráfico.
*La Constitución del 91, por seducción del demonio y su propósito de destruir los valores cristianos de la familia, la persona y la vida pública, rompió la consagración del país al sagrado corazón e instituyó la libertad de cultos. Eliminación de la clase de religión. Eso ha llevado a un desconocimiento de dios al punto de aceptar cualquier tergiversación  de su palabra, como por ejemplo el código da Vinci.
*Proyecto nacional de educación sexual. Dispensadores de condones.
*Apertura económica que llevó a la esposa a ayudar económicamente al marido, quedando los hijos solos.
*Divorcio express.
*Promoción y  bombardeo de la violencia, sexo, esoterismo por parte de los medios.
*Matrimonio gay.
*Difusión irresponsable de la vasectomía.
*Ley del aborto.

-Si quieres destruir a la juventud hazlo por medio de la música.

-De las raíces de la homosexualidad (entre otras):
*Saturación de actividad sexual que lleva a curiosidad homosexual.
*Tendencias homosexuales que nunca fueron sanadas con oración
*Embarazadas que van donde brujos, donde abundan espíritus de homosexualismo.
*Consagraciones a satán.
*El homosexualismo es una conducta adquirida y aprendida


Bien... ¡Es irresistible darle “garrote”!

En realidad, no es extraño que la gente crea en maldiciones, castigos divinos o seducciones satánicas. Esto es debido a la influencia de las religiones en la sociedad, en particular de aquellas tres que tienen conceptos comunes y que cumplen con su cometido debido a una predisposición mental del individuo hacia la búsqueda de una causa para todo lo bueno o malo del devenir diario, sea ésta una causa natural inmediata o no.

Esto es, somos buscadores de causas y propósitos. Como lo manifestase un paleoantropólogo del cual en este momento no recuerdo su nombre, la condición de homínido, o bien aquello que nos diferencia de los otros animales, se caracteriza por la locomoción bípeda y la imposibilidad de quedarse aburrido sin hacer nada.

Sin embargo, no es correcto atribuir una influencia sobrenatural a acontecimientos que carecen de un causante tangible directo. Experimentos científicos alrededor de fenómenos como los aclamados milagros, abducciones extraterrestres, precognición y otros han mostrado, incluso para disgusto de los afirmantes de tales charadas (ver root of all evil, R. Dawkins), que no existen pruebas repetibles de tales fenómenos. Como escribiese Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios “Podemos rezar por una víctima del cólera o podemos darle quinientos miligramos de tetraciclina cada doce horas”.

Qué casualidad que aquellos que tienen “visiones” de ángeles sean los únicos que pueden comunicarse con tal espíritu. Nadie más puede.  En el caso de los extraterrestres, si tienen buenas intenciones o al menos buscan una buena relación simbiótica con nosotros, ¿por qué no han establecido contacto?
O si tienen malas intenciones ¿por qué no vienen y peleamos?


Retomando el poco afortunado libro, es loable que el autor denuncie las tendencias esotéricas, pues definitivamente son perjudiciales, en especial para el bolsillo y la inteligencia, sin embargo, el autor promulga la búsqueda de dios que, en términos de la ciencia ficción es como que, al ser atacada la nave el capitán ordene “desviar la energía de los escudos hacia el teletransportador que nunca ha funcionado bien”.


Por otro lado, considerar al ateo como un ser amargado o resentido es pretender buscar una conexión (una causa, un propósito) entre cosas que son completamente separadas.
La creencia, o la falta de la misma, en un supuesto demiurgo no tiene relación con el hecho simple de que algunas personas manejan su vida, tanto sus plus como sus minus, en una forma más alegre y tranquila.
Se puede pelar diariamente las rodillas en una iglesia, sonreir a todos cual Garrick en ella y en la noche creer que se pueden ahogar las penas con alcohol.
Los ateos TAMBIEN SOMOS PERSONAS! No somos “de palo”, podemos acudir, si queremos, al alcohol, cigarrillo, o cualquier otro vicio sin el absurdo temor al castigo divino (y sabemos, como lo sabía perfectamente el extinto Christopher Hitchens, se han de pagar las consecuencias de abusar de tales vicios), podemos leer y entender al universo como realmente es y divulgarlo al mundo, escuchar música o disfrutar del silencio, practicar deportes o no, tener relaciones con responsabilidad, sin creer que como castigo se nos va a caer, incluso amar y tal vez sufrir un poco en el proceso, pero nada que un poco de terapia no cure.

Simplemente no “desviamos nuestra energía” en rebuznar repetitivamente retahilas que no “sentimos”, dentro de un recinto decorado con las mejores maderas, mármoles, plata y oro. Y con esto no quiero despotricar (mucho) del componente estético propio de la arquitectura de los templos, simplemente no me parece “chusca” la desigual distribución de los recursos que las religiones han apoyado a lo largo de la historia.

Es notoria la repetición en el libro de ideas retrógradas como el pecado original, pon la otra mejilla, el monopolio de la deidad y su única “verdad revelada”, mantener una actitud humilde, en especial ante dios, así como el perdón y olvido, la negativa al control de la natalidad y el ejercicio de la sexualidad. Claros ejemplos de moralismo y fundamentalismo religioso disfrazado de libro de autoayuda y sanación.

Al respecto de que la felicidad nuestra o ajena se puede haber truncado, incluso desde la concepción: el autor aclara, antes de que se le ataque por el lado de la absurda idea del pecado original que, si bien esto no significa que heredemos “maldiciones” de nuestros antepasados, sí heredamos ciertas conductas perjudiciales de ellos.
Es natural heredar ciertos comportamientos lastre de nuestros ancestros directos, pero es el conocimiento de la realidad que nos rodea, la proyección, el autocuestionamiento, la curiosidad, la inconformidad con ciertas afirmaciones, entre otras, lo que puede hacer la diferencia.

En cuanto a la humildad, podemos equivocarnos y, dadas evidencias de nuestros errores, gustosamente hemos de admitirlos. Eso es verdadera humildad.
En el esquema de la ciencia, una teoría es aceptada como verdadera hasta que la reemplaza una que explique mejor el fenómeno al que hace alusión.
Absurda es la arrogancia de las afirmaciones incuestionables de las pseudociencias y religiones, que pretenden que sus seguidores se rijan por ellas y se perpetúen esquemas éticos y morales anacrónicos, semillas de miedos insustanciales represivos.

Es claro que hay ciertas combinaciones de acordes que no debieren ser reconocidas como música, no tanto por una “aberrante” alusión explícita al sexo, a la violencia, a la muerte, sino porque suena mejor si se tira un tarro lleno de puntillas por una escalera.

Respecto a la homosexualidad, se nota que es muy abultada la ignorancia del autor sobre el tema.  La condición homosexual es más bien una predisposición de nacimiento que no puede suprimirse con oraciones ni ser exacerbada con visitas a curanderos.  
Tampoco consiste en una conducta maligna en sí misma. Aunque he de reconocer que encuentro a la presencia homosexual abierta como repulsiva.


Tal vez estéis pensando, querido lector, si aún sigues ahí: ¿Y para qué carajo se leyó ese libro si ´se veia venir´ que es un libro de autoayuda, donde el autor no posee credenciales científicas de índole alguna?  

En el libro Pseudociencias ¡Vaya timo!, escrito por Mario Bunge, se encuentra la siguiente frase:
“A muchos no parece preocuparles grandemente el mundo de las pseudociencias. En las universidades y medios académicos creen que es una forma de pensar inofensiva y propia del vulgo, de la plebe, pues están demasiado ocupados con sus propias investigaciones como para molestarse por tales sinsentidos. Esta actitud es, sin embargo, de lo más desafortunada”.

Igualmente, Carl Sagan denunció la caída del pueblo estadounidense en la credulidad hacia ese tipo de tendencias.  Es decir, “dar garrote” al contenido de este libro es una denuncia que considero que HAY que hacer... Es increíble que se le otorgue código ISBN a este tipo de disparates.


¿Y de la pregunta qué?
Existen relaciones causa-efecto que son directas, por ejemplo, al ofender a alguien es de esperarse una reacción de su parte.

Los desastres naturales ocurren por el dinamismo del planeta en el que habitamos, no porque shiva se eche un gas. Los dioses son tan solo inventos humanos.

Dado que no se han demostrado efectos repetibles de los denominados fenómenos sobrenaturales, estos no tienen efecto en nuestras vidas.
Tampoco debemos basar la supuesta verdad de tales fenómenos en la experiencia de muy pocos, más aún si se tiene en cuenta la poca fiabilidad de la memoria humana. Por ejemplo, en el caso de las regresiones, un recuerdo puede ser implantado.

A algunas personas no les importa lastimar a los demás e infortunadamente hay que decir que algunos de ellos son muy hábiles para ocultar el daño que han hecho, por ejemplo cuando el efecto adverso es a largo plazo, así como la evidencia de su autoría.

Pero también son posibles las relaciones causa-efecto no congruentes. Veamos algunas citas del libro El andar del borracho de Leonard Mlodinow:
“El acierto o error muchas veces no proceden de un gran conocimiento o de una gran incompetencia, sino de circunstancias fortuitas y erráticas, como el andar de un borracho”. 
“Los procesos aleatorios son fundamentales en la naturaleza y omnipresentes en nuestras vidas cotidianas, aunque la mayoría de la gente no los entiende, o no piensa mucho en ellos”. En particular, identificar un evento como aleatorio puede contradecir a la intuición.
“Mucho de lo que nos sucede -el éxito en nuestras profesiones y decisiones en la vida, tanto mayores como menores- es en considerable medida tanto el resultado de factores aleatorios como de la habilidad, la preparación y el trabajo duro”.

En otras palabras, hay factores tanto aleatorios como directos, propios y del entorno, que determinan  nuestro devenir diario. Y no siempre nuestro comportamiento va a determinar el éxito o fracaso.

Todo lo anterior hará innecesaria la existencia o influencia de un ser sobrenatural, cualquiera sea su denominación.